Tormento: seis poemas en prosa.


Escribir es buscar en el tumulto de los quemados el hueso del brazo que corresponda al hueso de la pierna. Miserable mixtura. Yo restauro, yo reconstruyo, yo ando así, rodeada de muerte. -Alejandra Pizarnik. I. Cadáver exquisito entre todos los yo que encierra mi existencia. Llamadas perdidas son llamaradas en la llanura de mi cordura. Mientras lo montañoso de mi neurosis se ríe de todo esto, cavo mi propio pozo en la tierra, me adentro en él y espero a que vos me entierres.

II. Busco escapar introduciéndome aún más en el caos. Lo atávico del pensamiento me atrapa y atraviesa incesantemente. Vigilia y sueño son conexiones truncadas de un yo estimulado sin cocaína, ni compañia. Soledad eterna y feroz que me araña desde las entrañas. La cordura es desconocida y los maullidos de gatos callejeros en celo retumban en las paredes de un cuarto inundado de penumbra.

III. Estas palabras no nacen de ninguna inspiración. Buscan convertirse en hábito, luego en gold. Hay palabras hasta en mi corazón, ya no sé qué hacer con tantas. Percibo la existencia a través de ellas, destruyo la posibilidad emotiva. Me destruyo, me inmolo de fuego fonético y sigo viva, sigo hablando, pensando, sigo diciendo. Sigo escribiendo. No existe el silencio.

IV. Excesos de mañanas. Ventanas al desconcierto del futuro, al desatino, al poder adivinatorio, al control. Quisiera encontrar algo más que frutas podridas en mi interior. Ya no hay siquiera pájaros muertos. Se cansaron de la repetición. Venir, entrar en mi, fallecer, yo también me cansé.

V. La poesía esquiva las elucubraciones de la mente atormentada, o las introduce en el espacio donde el pensamiento danza libre y ningún yo lo atrapa para definirlo o hacerlo propio o encarcelarlo. Yo creía que en la poesía no había que escribir de lo que se piensa sino de lo que se siente, por eso sentí que en mi ya no existía la poesía, e igual escribo, cual reflejo de supervivencia, trascendencia, evocación de algo que pueda encontrar propio dentro de tanto exterior ajeno, tanta bronca acumulada, tanto pasillo sin suelo ni techo, tanto sótano inundado de gestos poco amables, tanta vida desperdiciada.

VI. Estoy inspirada, insípida como la calma que nunca llega. Los matices del caos nunca son los mismos pero los siento repetirse eternamente. Las ventanas amarillas dejan que vea la realidad más lúgubre del hoy empastillado o alcohólico. Pero creo que puedo escribir sobre sentimientos alegres ¿Puedo? La alegría se me escapa, no puedo hablar o escribir sobre ella pues hace mucho tiempo no la siento, o más bien no la recuerdo, mi cerebro /como el de Pizarnik/ es un espejo embrujado. En ella se refleja y repite solamente la melancolía ¿Que deberé de hacer para poder encauzar sentimientos felices?

virtualnobody


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