En Tacuarembó Si Te Parece.
Recorreremos 409 kilómetros, desde Montevideo hasta el corazón del país, si te parece.
Levantaremos las manos al cruzar el Río Negro, si te parece.
Empezaremos a ver muchas motos, diversidad de sombreros y boinas, si te parece.
Encontraremos la imagen de Carlos Gardel en varios lugares, si te parece.
Contemplaremos las distintas miradas, las distintas fachadas, si te parece.
Iremos al Tacuanoise V, si te parece.
La ciudad.
Es viernes y Tacuarembó se prepara para la quinta edición de su festival de música independiente: Tacuanoise, organizado por Natalia (Julia Lunar) y Federico (Incluso si es un susurro soviético).
Muchos llegan desde Montevideo, nosotros entre ellos. El calor no es tan intenso -como lo esperábamos de esta ciudad del norte en diciembre- pero como buenos vampiros, preferimos salir casi siempre, al caer el sol. Esta región posee ese estilo: mayor movimiento en la mañana muy temprana, o en la tardecita -debido a las altas temperaturas del mediodía y la media tarde- la hora de la siesta es irrevocable y necesaria.
Aún así, por momentos caminamos bajo el sol de Tacuarembó y nos encontramos una calle llamada 18 de julio, como la principal de Montevideo, y otra Jaime Ros, que a primera vista parece ser en homenaje al icónico cantautor uruguayo, pero para eso le falta una “o” al apellido, la calle en realidad honra al cura que impulsó la creación de la catedral, cuyas campanas nos indican el paso del tiempo. Despertadores y timbres, teléfonos. Despertadores y timbres, teléfonos.
Ciudad en la cual las cosas van cambiando según la zona en la que te encuentres. Cerca de la catedral, en el centro, en la plaza, un anciano mira fugazmente las piernas de una joven y baja la mirada con culpa, un reflejo de la moral cristiana: hipocresía y represión sexual. Parece que se estila mirar sin ser visto. En la periferia, las miradas son directas y sin culpa, hasta con una felicitación un tanto descarada al hombre que la acompaña.
A medida que nos alejamos de la parte céntrica, la ciudad parece estar más viva, vemos más movimiento, más bares, más comercios, a diferencia del centro, que parece un mausoleo que apunta al homenaje y a la tradición más que a la vida y a la transformación. Estas particularidades se establecen de forma análoga en el cementerio de la ciudad. En el centro del mismo vemos tumbas de figuras importantes, los más antiguos panteones -entre los cuales está el de Carlos Escayola-. Mientras que en las partes periféricas, están las tumbas más hacinadas, de muertos recientes -la parte viva del cementerio- por la que vemos personas caminando con flores en sus manos, visitando el lugar de descanso de sus seres queridos, hay muchas flores, hay muchas tumbas. Como lo explicita la etimología de la palabra: necrópolis: es la ciudad de los muertos y ¿por qué razón iba a ser distinta a la de los vivos? La muerte y la vida sin separar.
Muchas fachadas de casas y comercios conservan su diseño original, un testimonio arquitectónico valioso de un lugar donde el progreso no ha llegado tan pronto como en otras partes del país, hay pocos edificios altos y en cada esquina, Tacuarembó parece debatirse entre la nostalgia y el presente, entre la conservación y el abandono. Fachadas antiguas con graffitis son la imagen que más refleja este contraste, que le aporta a esta ciudad un carácter por demás interesante, un aire melancólico que atrae y desconcierta en partes iguales.
El festival.
Estamos viviendo el último sábado del 2024, es de tarde, y desde el lugar donde nos quedamos podemos observar la plaza. A lo lejos distinguimos a los integrantes de la banda el Club Audiovisual posicionados en una parte donde hay esculturas navideñas, parece que forman un pesebre: el pesebre del Club Audiovisual. Hay muchas decoraciones de este estilo en el centro. Mientras tanto el Club Tacuarembó se pone más indie que nunca.
La cita es a las 19, pero llegamos a las 21, perdiéndonos a: Samuel Acosta y los colets, Darno en tres acordes y Antonio Solar. Contrastando con su estética vintage de museo -decoraciones de madera, cuadros y esculturas- el Club Tacuarembó se llena de frescura y es una fiesta. Las luces son bajas y hay dos escenarios con sus respectivas pantallas en las que se reproducen visuales para cada banda/proyecto musical.
Sobre uno de los escenarios está Walixce Jasy, local: dos guitarras y un bajo, una voz emocional, letras interesantes.
Los dos escenarios enfrentados, generan un dinamismo especial: cuando termina una banda empieza la otra.
Al terminar Walixce Jasy empieza el post-punk de Calavero, incluyendo una versión de "Piba Chorra" de Carmen Sandiego de Montevideo.
Sigue Niño Gutierré, con guitarra, bajo, otra guitarra y cajón peruano. Su post-milonga y su manera sentida de cantar hacen de su presentación uno de los momentos más disfrutables para nosotros. Homenajeando a Darnauchans con una versión de su canción "Pago".
También toca "Yo Rompí" de su autoría, referencia a Tacuarembó:
"Sí, me fui a Tacuarembó / Sí, oxímoron los dos / Sí, tomamos y nos dio / Sí, el fuego se borró / Si, gritamos en la unión / Sí, axiomas del dolor."
Empieza Julen y la Gente Sola, desde Montevideo, Federico Morosini, frontman con experiencia, le habla cálidamente al público, se refiere a Tacuarembó como la capital del indie-rock, tiene puesta una remera rojiblanca del Tacuarembó fútbol club, evoca a Lou Reed con su presencia escénica. Este momento incluye euforia y pogo, en un momento es invitada a cantar Julia Lunar. Al final de la Chica del Mantenimiento hay un inesperado crossover con Yung Beef & Steve Lean, Federico canta citando su canción Ready Pa Morir : Me estoy cayendo pa’ arriba / mami dame la bendición / que aunque no consiga nada/ tuve mucha ambición/ la calle está mala / necesita medicación / yo no le temía a nada/ ahora le temo a …
Desde Argentina, El Club Audiovisual llega con su particular energía joven, noise y shoegaze, aunque el sonido muy alto mal ejecutado (maldito sonidista) nos obliga a tomar distancia. Volvemos para Incluso Si Es un Susurro Sovietico, cuyo post-punk nos hace bailar, como a un niño -hermano de uno de los integrantes de la banda- que baila y salta emocionado en frente al escenario.
El cierre llega con Hablan por la Espalda: intensidad, energía ritual y un vocalista que canta entre el público, con una impronta libidinal que no deja indiferente a nadie.
En el espacio donde están los escenarios y en el patio interior, donde la gente fuma y compra cerveza, observamos a muchas personas —tanto músicos como público— vistiendo remeras de esta edición del festival. El diseño -creado por Gabriel Ameijenda- está inspirado en el icónico álbum Unknown Pleasures de Joy Division(1979), reinterpreta las líneas del disco para formar el mapa de Tacuarembó. También encontramos stickers y afiches con esta misma gráfica, que ya se convierte en un símbolo de identidad.
Tacuanoise se ha consolidado como un hito cultural para Tacuarembó: descentralización cultural y revalorización de lo local. La fecha en que es llevado a cabo no parece casualidad, deducimos que muchas personas oriundas de esta región, vuelven a sus casas desde Montevideo para visitar a sus familias en estas fechas festivas. Y ¿qué habría para hacer referido a la música indie si no existiera este festival?
La cultura musical de Tacuarembó, así como su arquitectura, se despliega como un mosaico de estilos superpuestos, donde lo tradicional y lo moderno, lo nacional y lo extranjero, conviven en una tregua: el indie y el folclore, la milonga y el post-punk ruso.
La patria gaucha y el Tacuanoise nos lo muestran y confirman.
Adiós.
En la terminal, el guardia de seguridad silba bajo su boina, mirando sin ser visto, mientras las puertas del Redpagos cierran y la vida sigue su curso. Nosotros nos vamos, y cargamos algo más que nuestras mochilas: el calor de una ciudad que se mueve entre lo viejo y lo nuevo, las guitarras que retumbaron en la noche y en nuestros cuerpos, y las miradas que nunca dejaron de observar. Tacuarembó queda atrás, pero su música, sus formas y su contradicción nos siguen, como un noise de fondo imposible de ignorar. El corazón de nuestro país, la capital del indie-rock nos despide y nos despedimos. Con la lucidez de quien sabe haber vivido algo importante y ganas de volver a este lugar, donde el pasado no se apresura por desvanecerse, el presente está en movimiento y el futuro ya llegó.
Registro fotográfico x Germán Luongo.
Canciones nombradas o referenciadas:
-En Tacuarembó Si Te Parece by Darnauchans
https://open.spotify.com/intl-es/track/4Rbp1K9hOVfbbOfb7fVZ4C?si=40cfc0c2d9c34c8d
-Lucifer Cruza el Rio Negro by Tüssi Dematteis
https://open.spotify.com/intl-es/track/53YwFtgxnyRdbq74UdDliM?si=24c85acc710045c4
-Valle Edén by Tüssi Dematteis
https://open.spotify.com/intl-es/track/49Afxfl5AkLbJIJk5K5SGO?si=f4a172fe164a487b
-La Guerra De Gardel by El Cuarteto De Nos
https://open.spotify.com/intl-es/track/19chFrtQCVTPUPEx7tMkVW?si=13720d2a5b8949ff
-Piba Chorra by Carmen Sandiego de Montevideo
https://open.spotify.com/intl-es/track/4YqrVba9fo7DB7XOhQuynZ?si=23f660746f2e4f31
-Yo rompí by Niño Gutierré
https://open.spotify.com/intl-es/track/3qmvXy6zI79QL2OXBl5IUE?si=5de41613814e4da5
-Pago by Darnauchans
https://open.spotify.com/intl-es/track/3qmvXy6zI79QL2OXBl5IUE?si=d68d0cc08af14ed3
-La Chica del Mantenimiento by Julen y la Gente Sola
https://open.spotify.com/intl-es/track/49mKYKF2lGYvRVyz11UWG1?si=125d0af987d44d0b
-Ready Pa Morir by Yung Beef & Steve Lean
https://open.spotify.com/intl-es/track/6kFpUyaEiuKriL9bhHLZqR?si=ed38e368a979462b
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